lunes, 30 de marzo de 2020

¿TODAVÍA PIENSAN QUE LA TEORÍA NEOCLÁSICA Y EL LIBERALISMO ECONÓMICO NOS PUEDEN SALVAR DE UNA RECESIÓN?

Cada vez son menos los economistas que no piensan que el Estado debe intervenir en la economía cuando esta se encuentra colapsada. La idea de que el mercado todo lo soluciona y que favorece a la igualdad es antigua y obsoleta. Keynes nos abrió el camino, y ahora hay que amoldar ese camino.

FCO. JAVIER CARRETERO NAVARRO - 30/03/2020 - Albacete

Me considero un gran seguidor de Keynes y de su teoría, sobre todo porque tiene en cuenta factores tan importantes como las políticas económicas (fiscales, monetarias), otorga al Estado un papel fundamental en el proceso económico, y rompe con los estereotipos de los pensadores más liberales. Pero ojo, la teoría neoclásica también es necesaria, porque a pesar de no ser una teoría que se amolde en un alto grado a la realidad, nos permite conocer muchos aspectos económicos

Durante toda la historia económica, y sobre todo a partir de la Gran Depresión, siempre ha habido tensión entre dos pensamientos económicos, que aunque no del todo, sí son opuestos: neoclásicos vs keynesianos. Para los lectores que no tienen conocimiento sobre Economía, les facilitaré en dos párrafos que conocemos como neoclásicos y keynesianos. Pero primero, hablaremos de ese punto de inflexión que supuso la gran recesión iniciada en 1929 en Estados Unidos.

En 1929, la economía estadounidense se tambaleó de una forma brutal, como nunca antes había ocurrido. Fue una crisis que se contagió al resto de países industrializados, llegando a Europa. Durante los años gloriosos de la posguerra (nos referimos a la Primera Guerra Mundial), se produjo una circunstancia peculiar: el consumo cayó a niveles inimaginables, mientras que la inversión aumentó de forma espectacular. Es decir, nos encontramos con un subconsumo y una sobreinversión. Esta caída del consumo creó un ambiente de desconfianza, por lo que la gente dejaba de gastar su dinero, no se consumía prácticamente nada, solo lo necesario para sobrevivir. Y los problemas no tardaron en llegar.

Las consecuencias económicas fueron de tal magnitud, que la crisis originó unas consecuencias sociales escandalosas. Los bancos quebraron por los impagos de créditos, el consumo cayó tanto que los precios cayeron también (deflación) y la circulación monetaria prácticamente desapareció: las empresas cerraron. Las actividades económicas se redujeron, por lo que la renta nacional y la riqueza financiera cayó de forma escrupulosa. Y la sociedad se vio muy mermada: el desempleo aumentó, la desigualdad se hizo mayor y la pobreza apareció (sobre todo en la clase obrera y media). Pero los que mantuvieron su puesto de trabajo vieron cómo sus salarios cayeron en un alto porcentaje.

Y esta gran crisis la que puso en el escenario económico mundial a un economista británico, que se convertiría en una de las piezas claves que explican la economía actual y la forma de actuar de los Estados. Keynes, escribió en 1936 un libro denominado "Teoría General", en el cual decía como el Estado debía actuar para acabar con la recesión que estaba hundiendo en la miseria a muchísimas familias.

Economistas defensores del libre mercado

Hasta la Gran Depresión, los neoclásicos eran la fuerza predominante de la economía. Sus ideas eran tales como:
  • Libre comercio - El Estado no debe intervenir en la economía, es decir, la economía debe desarrollarse y protegerse con las empresas y las personas.
  • Es necesario que se acumulen capitales y ahorros para que la economía funcione.
  • Las empresas y las familias buscarán su beneficio personal, pero eso no será ningún problema, porque este beneficio ayudará a conseguir un beneficio social.
Cabe destacar que estas ideas tienen mucha importancia, ya que se da un impulso a la innovación, a la creatividad, al desarrollo, la competencia es mayor. Esta mayor competencia ofrece a las personas más y mejores productos y a precios bajos. Además, se fomentan grandes inversiones, creándose nuevas empresas y nuevos empleos. Pero hay un talón de aquiles: las consideraciones sociales. Los sectores más desfavorecidos, los más débiles, no tendrían cabida en la economía. Pero esas clases más desfavorecidas también tienen derecho a formar parte de las economías.

El problema de estas ideas llegó con la crisis. Está claro que la competitividad es muy alta y el progreso económico es muy alto. Pero... había algo que los neoclásicos no sabían explicar: ¿cómo era posible que hubiera un paro masivo y permanente? Su teoría decía que con equilibrio, había pleno empleo. Pero esto no sucedía. Además sus medidas no produjeron ningún efecto en la economía. Bueno, no sé si podemos considerarlas medidas, ya que era dejar a la economía que actuara por sí sola. ¿Para qué impulsarla? Es decir, llegamos a una conclusión: la economía neoclásica solo funciona si la economía se encuentra a su plena capacidad, es decir, hay pleno empleo, todos trabajan.

Tuvo que ser Keynes quien mostrara el camino a los gobiernos. Para este autor británico, el Estado era fundamental para rebajar los efectos de la crisis, además de una serie de ideas que responden a los efectos de la Gran Depresión:
  • La demanda nunca es la correspondiente a la de pleno empleo. Siempre hay desempleo, ya que hay personas que no pueden o no quieren trabajar.
  • La inversión que realizamos es la que determina nuestros ahorros. Pero no podemos asegurar que la inversión que se hace gaste todos los ahorros.
  • Las personas prefieren la liquidez, el dinero rápido, es decir, que los bienes sean fácilmente convertibles en dinero.
  • Es posible un equilibrio entre la oferta y demanda con desempleo. Es decir, lo que se vende y lo que se compra está en equilibrio, pero a su vez es posible el paro. Es decir, la demanda no tiene por qué ser la de pleno empleo.
  • Por último, y como gran aportación, el Estado debe llevar a cabo políticas para solucionar estancamientos en la economía. Es decir, los gobiernos deben cubrir esa insuficiente demanda en la crisis. Estas políticas pueden ser de estabilización, fiscales, expansivas, de gasto, entre otras.
John Maynard Keynes, economista británico, defensor de la intervención del Estado en la economía


Además, como ejemplo de las ideas de Keynes y de esa intervención del Estado en la economía, encontramos el New Deal, un programa de intervención del Estado estadounidense en la economía, de 1933 a 1938, cuyo objetivo era ayudar a los más vulnerables, reformar los mercados financieros e impulsar la economía de EEUU. Las medidas tuvieron efecto, permitiendo una salida más temprana de la crisis.

Por mi parte, veo necesaria la intervención de los Estados en la economía. El mercado y la economía no es perfecta, y no es tiempo de utopías y fantasías del libre mercado total, de que el mercado soluciona los problemas. En el momento actual que estamos, ¿de verdad piensan que sin las medidas adoptadas por el gobierno, el mercado por sí solo conseguiría salir de la crisis? La respuesta está clara, incluso algunos liberalistas puros pedirán que el Estado actúe pero... ¿irán en contra de sus ideas? Lo veremos...


FUENTES CONSULTADAS



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